La estación de Eduardo Galeano

La estación

Achával vivía lejos, a más de una hora de Buenos Aires.
Cada mañana Acha subía al ferrocarril de las nueve para ir a trabajar. Subía siempre al mismo vagón y se sentaba en el mismo lugar.
Frente a él viajaba una mujer. Todos los días, a las nueve y veinticinco, esa mujer bajaba por un minuto en una estación, siempre la misma, donde un hombre la esperaba parado siempre en el mismo lugar. La mujer y el hombre se abrazaban y se besaban hasta que sonaba la señal de salida. Entonces ella se desprendía y volvía al tren.
Esa mujer se sentaba siempre frente a él, pero Acha nunca le escuchó la voz.
Una mañana ella no vino y a las nueve y veinticinco Acha vio, por la ventanilla, al hombre esperando en el andén. Ella nunca más vino. Al cabo de una semana, también el hombre desapareció.

De Días y noches de amor y de guerra
Eduardo Galeano

De trenes, trochas y viajes...

Los trenes siempre me apasionaron. Tienen magia, algo de fantasía. Desde el andén, el ver los rostros que pasan rápido formando un solo rostro. ¿A dónde van? ¿Quiénes son? Recuerdo mi entusiasmo por llegar hasta el coche comedor. El sonido del tren andando sobre la vía, el paisaje enmarcado por la ventanilla, el pasar de un vagón a otro, el aire fresco. Lo veo a mi tío, mostrando su uniforme con el orgullo de ser inspector de trenes. Las historias que nos contaba de las travesías por el país y la vida, que transcurría durante el tiempo que duraba el viaje.
Los trenes de juguete que les compré a mis hijos. Esos que compramos porque nos parecían que eran los juguetes que "tenían que tener", pero que en realidad nos divertían más a nosotros.
Los proyectos aún sin desarrollar; el Tren a las nubes. Los proyectos realizados, La Trochita, en Esquel. La historia de las trochas y las dificultades para unir distintos puntos del país.
¿Y el futuro? El tren bala, que unirá Buenos Aires - Rosario - Córdoba. ¿Podrá dejarles la misma magia a nuestros hijos? ¿Podrá la Web 2.0 con toda su energía frenar el proyecto y lograr el tren para todos?
Gracias por permitirme tantos recuerdos.
Saludos
Alejandra